Claudia Cagnone, fotografías de un río y una ciudad que se desliza.

Alguna vez pensé que una ciudad debería tener las edificaciones de altura en el centro y avanzar hacia los bordes como si fueran gradas. Así cada cual si quisiera, podría ver desde su terraza que hay más allá

El río Paraná, que podríamos decir que funda la ciudad de Rosario, está presente de muchas maneras en nuestra vida cotidiana. Las hay sutiles como la humedad ambiente, los mosquitos, la forma que le da a la costa, socavándola por un lado, depositando sedimentos por otro, y también las hay más ostensibles como el agua que consumimos a diario o ese fenomenal paisaje que genera con el conjunto de islas.
Esa presencia silente, de paso lento y pesado parece ejercer sobre nosotros una fuerte atracción que hace que nos amontonemos en sus bordes, como atraídos por una gravedad visual.
Personas y edificios se deslizan, como por una resbaladiza pendiente, hacia sus orillas: gente sentada en la barranca de espaldas a la ciudad mirando el infinito, o que camina pegada a la costa, una especie de muralla de edificios, algunos muy altos.
Alguna vez pensé que una ciudad debería tener las edificaciones de altura en el centro y avanzar hacia los bordes como si fueran gradas. Así cada cual si quisiera, podría ver desde su terraza que hay más allá.
Este trabajo fotográfico lo comencé un poco sin saberlo.
Habitualmente subía con la cámara a la terraza del edificio donde vivo y allí me quedaba tomando fotografías de otras terrazas, de los espacios entre edificios y del río, que desde allí se veía en un entredós de cemento.
A medida que avanzaba y evaluaba qué pasaba superponiendo imágenes, desplazándolas y haciendo otras pruebas, fui en busca de terrazas de edificios amigos.
Gracias a esa multiplicidad de puntos de vista que me daban las diferentes ubicaciones es que pude imaginar distintas situaciones: que esas construcciones costeras se transparentaban, que la muralla de cemento se desprendía y empezaba a navegar como un barco, que la ciudad se trasladaba, que debajo de todo lo que veía estaba olvidada la llanura, que el Paraná bien podría llamarse también «pariente del mar»*.
Las imágenes que siguen, pensadas en estas idas y venidas, intentan plasmar, no se con qué fortuna, algunas de esas fantasías.

*La palabra Paraná viene del Guaraní, significa río, tambien mar o río que parece mar.
Término formado por Pará(mar, río) y ana (parecido o pariente de)

Il fiume Paraná, che si potrebbe dire di aver fondato la città di Rosario, è presente in molti modi nella nostra vita quotidiana. Ci sono presenze sottili come l’umidità, le zanzare, la forma che dà alla costa, minandola da un lato, depositando i sedimenti dall’altro, e ci sono anche più apparenti come l’acqua che consumiamo quotidianamente o quel paesaggio fenomenico che generano le isole.
Quella presenza silenziosa, lenta e pesante sembra esercitare su di noi una forte attrazione che ci fa aggruppare sui bordi, attratti da una gravità visiva.
Le persone e gli edifici scivolano, come su un pendio scivoloso, verso le sue rive: persone sedute sulla scogliera di fronte alla città che guardano l’infinito, o camminando lungo la costa, una specie di muro di edifici, alcuni molto alti.
Una volta ho pensato che una città dovrebbe avere edifici alti nel centro e muoversi verso i bordi come se fossero dei gradini. In quel modo ognuno, se voleva, poteva vedere dalla sua terrazza più in là.
Ho iniziato questo lavoro fotografico quasi senza saperlo. Di solito andavo con la macchina fotografica sulla terrazza dell’edificio in cui abitavo, e lì sono rimasta a fotografare altre terrazze, gli spazi tra gli edifici e il fiume, che da lì è si percepiva come un intercalare di cemento.
Man mano che fotografavo, sovrapponendo le immagini, spostandole e tentando altre composizioni, andai alla ricerca di terrazze di edifici dove abitavano amici miei.
Grazie a questa molteplicità di punti di vista che mi hanno dato le diverse postazioni, ho potuto immaginare diverse situazioni: che queste costruzioni sulla costa erano trasparenti, che i muri di cemento si staccavano e cominciavano a navigare come una nave, che la città si muoveva, che sotto tutto ciò che vedevo c’era, dimenticata, la pianura, che poteva anche chiamarsi «parente del mare «*.
Le immagini che seguono, scattate di volta in volta, cercano di catturare, non so con quale fortuna, alcune di quelle fantasie.

Claudia Cagnone
http://www.claudiacagnone.com.ar
Psicóloga, UNR, Argentina
Se inicia en la fotografía en el año 2005. Realiza cursos y toma clases con distintos fotógrafos de forma privada aunque su formación la realiza principalmente en el taller del fotógrafo Gustavo Frittegotto.
Ha realizado exposiciones individuales y colectivas en la Provincia de Santa Fe, Misiones y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Su producción abarca temas variados pero el trabajo sobre su archivo familiar y los relacionados al paisaje son los que predominan.

  • “Mirada” (del archivo familiar)
  • Dos sueños (del archivo familiar)
  • Dos sueños II (del archivo familiar)
  • “Construyendo memoria: La familia Abrate”
  • “Terrazas”
  • «Ventana»
  • “Balneario Carcarañá”
  • “La humedad”
  • “Mi lejano Oeste”
  • «Día y noche»
  • «Días de lluvia»
    Publicaciones
    Revista Plot, arquitectura. Parte del trabajo “Terrazas”
    Revista Ojo de Pez, publica parte del trabajo Archivo Familiar, España
    Serie Tarjetón , Centro de Expresiones Contemporáneas MR
    Participa del libro «Rosario, esta ciudad», de la Editorial Municipal de Rosario

Canción para acompañar la lectura,
https://www.youtube.com/watch?v=B9jUzdk5DUU
TIERRA DE AGUA, gualambao, Los Núñez

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